Una demanda muy habitual en el Servicio de Atención Psicosocial: la de unos padres que se alarman ante el consumo de cánnabis de su hijo y un hijo que minimiza el consumo y no se plantea dejarlo.
“Jorge es un chico de 20 años que acude a nuestro centro ambulatorio de tratamiento de las adicciones acompañado de sus padres a realizar una primera visita de terapia con el objetivo de que deje de fumar cánnabis. El no pide tratamiento, sino que son sus padres que le obligan a asistir. Los padres piensan que tiene un problema y Jorge piensa que el problema lo tienen sus padres.
Los padres explican que ya fue diagnosticado de trastorno de conducta en la infancia, que necesitó refuerzo escolar y que acabó abandonando los estudios en la ESO, tras varios fracasos y cambios de colegio. A los 14 años empezó a fumar cannabis y que al principio ellos no lo vieron como un problema, pero que poco a poco fue abandonando sus actividades, dejó de quedar con sus amigos y acabó pasando el día encerrado en su habitación con el ordenador, sin apenas ducharse ni salir al comedor a comer con el resto de la familia y, además, poniéndose violento si se le cuestionaba algo. Jorge explica que él consume lo normal, que todos sus amigos lo hacen y sus padres les dejan. Por tanto, el problema lo tienen los padres que son unos exagerados, muy pesados y que no le dejan hacer su vida. Que solo se fijan en lo que hace mal y nunca valoran sus esfuerzos.
El terapeuta aquí le pregunta al chico que querría hacer con su vida y Jorge explica que quiere estudiar programación y hacer algo de deporte, aunque ahora no esté haciendo nada. El terapeuta le propone acudir a la siguiente sesión para conocerle mejor a él y sus proyectos y a ayudarle a que se hagan realidad. También le dice que le ayudará para que sus padres puedan verle de otra manera.
Conforme avanzan las sesiones individuales, Jorge va poniendo en marcha sus proyectos y empieza a sentirse mejor consigo mismo. Además, empieza a coger conciencia de que los días que fuma más, le resulta más difícil levantarse al día siguiente y cumplir con sus obligaciones. Por otro lado, a través de las sesiones familiares, los padres dejan de estar tan focalizados en el consumo de drogas de su hijo y pasan a poder valorar los progresos que va realizando. Todo ello hace posible que Jorge finalmente se quiera plantear dejar de fumar de cánnabis”.
Esta sería la transcripción de las primeras sesiones de tratamiento psicoterapéutico con una demanda muy habitual en el Servicio de Atención Psicosocial: la de unos padres que se alarman ante el consumo de cánnabis de su hijo y un hijo que minimiza el consumo y no se plantea dejarlo. El texto describe cómo, a través de la construcción del vínculo joven-familia-terapeuta se puede acompañar al joven en su proceso de maduración y autonomía, aumentando sus habilidades personales, mejorando la relación con la familia y permitiendo una reflexión en profundidad alrededor del consumo de cánnabis, con el objetivo de reducirlo o abandonarlo.
Hola tengo mi hijo con el mismo problema como puedo hacer para contactarlos?
Buenos días Mercedes, puede llamarnos al teléfono 93 424 04 00