Mujeres y hombres presentan grandes diferencias en muchas áreas de su vida (personal, familiar, laboral, social…) y la forma de entrar, entender y vivir la adicción es una más.
En el campo de las adicciones y el tratamiento de las mismas, la perspectiva de género es una variable muy importante. Ser adicto conlleva un estigma social, ser adicta suele llevar asociado una doble mirada de desaprobación.
Muchas mujeres adictas tienden a sufrir una mayor presión y reproche social y eso puede explicar el por qué muchas de ellas mantienen oculta su adicción a las drogas y les cuesta más pedir ayuda terapéutica.
La mayoría de ellas, una vez llegan a tratamiento, vienen acompañadas de una fuerte sensación de fracaso, un gran sentimiento de culpa, de incomprensión, una muy baja autoestima y mucho miedo al rechazo y la exclusión social.
Por todo ello, desde Fundación Salud y Comunidad, se viene realizando desde hace unos años, un grupo psicoterapéutico destinado únicamente a ellas.
Un espacio destinado a que las mujeres puedan compartir sus experiencias y sus vivencias entre iguales.
Un lugar donde expresar con tranquilidad, donde ser escuchadas sin riesgo de ser juzgadas ni excluidas.
Un grupo para compartir, un lugar donde ser mujer sea un valor.
Un espacio para y por ellas. Es por ello que las propias usuarias decidieron llamar al grupo psicoterapéutico para mujeres con problemas de adicción, «Un Espai per mi «